¿Por qué la operación bikini?
Afrodita, Venus, Citerea, Cipris, Pontia, Urania, Anadiomene... el mundo la conoce bajo un sinfín de nombres. Cuando subió al Olimpo, los dioses más poderosos no pudieron reprimir los clamores de admiración y voluptuosidad mientras las diosas más bellas palidecieron de celos...
Me propongo reflexionar sobre el cuerpo, porque a lo largo de estas últimas semanas he oído hablar cientos de veces sobre dietas, operación bikini y verano, al mismo tiempo he comprobado que los gimnasios se han masificado de público, todos deseosos de modelar el cuerpo para el periodo estival venidero.
Hombres y mujeres son cuerpo, son razón y son emoción, aunque no todos los expresemos de la misma manera y lo experimentemos de forma distinta. Las mujeres somos más cuerpo que los hombres, al menos de manera más explícita.
En occidente hombres y mujeres estamos influidas de manera distinta y específica en cuánto su cuerpo y apariencia; donde aún la belleza sigue estando más ligada a lo femenino y la fuerza a lo masculino.
Además en el caso de las mujeres se ha dado una dicotomización entre cuerpo y razón (aquí encontramos los clásicos y falsos clichés de si es guapa es que es tonta o las rubias siempre son tontas).
En cualquier cultura el cuerpo está íntimamente ligado a lo social y toda práctica social de un modo u otro es una experiencia corporal. El control del cuerpo a través de dietas, ejercicio físico y un tratamiento de la sexualidad se convierte en un control social eficaz, donde se articulan aspectos sociales, externos e internos.
Todas las personas, y más en concreto las mujeres, en la sociedad occidental han asumido el control del cuerpo a través de unas pautas de de belleza, un peso ideal, una estética y una imagen; que se traduce en un control social.
Las últimas décadas se han caracterizado por un culto total al cuerpo y a la imagen. El cuerpo ya no solo se ha convertido en un objeto de deseo sino que también se ha convertido en “símbolo de estatus”. Así mismo, la imagen corporal se ha convertido en fundamental para la construcción de la propia identidad.
En el proceso de socialización, el cuerpo es moldeado y construido conforme a las exigencias y cánones que marca la sociedad.
El cuerpo que somos está regulado, controlado, normativizado y condicionado por un sistema de género, diferenciador y discriminador para las mujeres. El cuerpo es un lugar de discriminación, sí; pero debemos entenderlo también como lugar de resistencia y contestación.
A través de la historia el cuerpo femenino ha sido “cosificado” de distintas maneras, ya sea como un objeto de reproducción, de placer, de belleza estética o incluso de pecado.
Si miramos en cualquier dirección, encontramos el cuerpo femenino, en concursos de belleza tanto a nivel nacional como internacional, en forma de promotoras en supermercados o centros comerciales en general, etc. Incluso existen canales eróticos, Play Boy por ejemplo, donde el fin es entretener con imágenes de sexo, dirigido especialmente a los hombres.
La exhibición del cuerpo se reviste de connotaciones sexuales, se sexualiza y las mujeres son sexualizadas y convertidas en objeto de deseo de una forma diferente a los hombres; convirtiéndose así en una forma más de dominación.
1 comentario:
Estamos en la sociedad de lo visual, cine, música, publicidad... todo está en venta y lo que solemos comprar es lo que nos gusta, lo que nos parece bonito. Por desgracia, ésto se está generalizando en las relaciones interpersonales, únicamente nos fijamos en lo bello, en el envoltorio de la persona. Nos gustan las personas guapas. Es lo que tratamos de vender. Habría que preguntarse si queremos ir más allá, ver si realmente se corresponde esa belleza exterior con la verdadera base de las relaciones, que es la personalidad.
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